cuando se acabó el desmadre

éramos el alma de la fiesta, esas que cuando llegan sabes que es la neta y que será muy putamente divertido, éramos así. tenía 17 años y nos la pasábamos de super huevos, luego las fiestas se fueron haciendo más grandes y más pesadas, nosotras seguíamos ahí divirtiéndonos, inventando bailes estúpidos que hacíamos en ruedas como en el kinder, mi novio en turno era famoso y divertido, además de alcohólico, y eso hacía que la fiesta fuera eterna, fines de semana que duraban meses y así fue por años. Terminé la universidad no sé cómo y después me volví rutinaria y la fiesta se hizo más corta, nos íbamos de fiesta en tres o cuatro, salía con mi amiga de turno y mi novio de turno, por cierto que podría llamar a esos mis años oscuros, me escondía del tal novio al que realmente no mandaba a la verga porque no sabía cómo, me hartaba pero estaba ahí, un buen día finalmente me decidí a que se fuera, la fiesta volvió, es que con ese novio no podía salir de fiesta, se ponía muy pendejo cuando tomaba y yo era de bailar en la calle y divertirme, no de madrear personas y acabar en la delegación, no se llama delegación pero ese nombre me viene ahora y eso escribo, qué pedo.
después de ese güey la vida fue mejor, conocí a Erik y salíamos junto a mis dos amigas, cuando él no estaba era un pelo más divertido, me he divertido mucho con mis amigas, mucho más de lo que me he divertido con mis novios, pero me he divertido muchisímo más con mis amigos que no son para nada ni remotamente novios, luego crecí, creo... la primera parte de esta cosa de crecer fue cuando vine a vivir a Italia y aquí no saben que significa fiesta, ni diversión ni nada, fue una especie de kinder para lo que seguía en la vida de alguien a los treinta. la fiesta se hizo poca y niente, una hueva el periodo el tumbas, hasta me quedé dormida en el piso de un antro chaqueto
bla bla bla,
pero quisiera un poco de fiestaaaaaa

Comentarios

Entradas populares