De cuando Martina ya no quiso ser ella misma.

Martina era una niña feliz, fue feliz también en su adolescencia y en gran parte de su vida adulta, soñaba con cosas normales como caminar por las tardes y dormir abrazada de alguien con quien compartiera un gran empatía; este último sueño fue el culpable de su infelicidad ya que no tenía problema alguno en caminar por las tardes pero el regresar a casa y dormir sola le fue abriendo una especie de llaga en alguna parte del cuerpo que le hacía sentirse de mierda cada vez más. Se inscribió a un club de almas solitarias para ver si ahí encontraba a alguno y la cosa fue bien, a los pocos días ya tenía a un señor al que abrazar, el problema fue que este hombre no estaba del todo contento con Martina, así que le pidió hacer lo que él llamaba "algunas mejoras", dichas mejoras consistían en cortarse el pelo y las cejas, a Martina no le pareció gran cosa y así lo hizo, quedándose con el hombre para dormir pero sin su largo cabello azul y con las cejas extremadamente pequeñas, tanto que salir a caminar en las tardes era difícil ya que nada le cubría los ojos de los fuertes rayos del sol.

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