El querido diario de mi vida...

Empecé a llevar un diario cuando tenía once dulces años, cuando mi mamá lo encontró se encañonó mucho porque había escrito cosas de ella que no me gustaban, no vio la crítica constructiva de mis palabras sino una especie de odio en su contra; a pesar de su irrupción en mi vida privada seguí escribiendo pero tenía cuidado en disfrazar mis palabras y fue así como me inicié en la metáfora y más tarde en la escritura de cuentos, y dejé a un lado la aburrida cotidianeidad de mi vida. Debo decir que durante los años en los que iba a la Universidad estos diarios se volvieron auténticos libros de autor pero como siempre sucede en mi vida, no tuve la voluntad de hacernos serios y con esta acción,  volverlos arte.
Uno de esos diarios me salvó de una relación horrenda que tuve allá por los 19 años,  otro me acompañó en mi viaje a la Europa y desafortunadamente la falta de espacio real y la llegada de la púa tecnología, me hizo dejar mis dulces diarios de papel para dar paso a este blog, el cual por momentos ha sido maravilloso y debo decir, genial y genuino pero también ha sido mutilado, inquisitado, malinterpretado y putamente (hecho realizado por un pinche puto) usado en mi contra.
Si en los primeros años de este blog tuve algo de constancia al escribir, con la llegada del smatphone y su puto incomodo teclado aunado a una especie de vejez que me.lleva a la autocensura y falta de huevos, mi querido diario/blog, ha sido dejado en el olvido, nunca lo hice para ser leída sino como un ejercicio personal y creativo y también para cuando me olvide de algunas cosas de mi vida, porque aunque permanece ficción realista, leer mis escritos me hace recordar en donde estaba, cuando y con quien, lo cual es importante para saber en donde estaré, cuándo y con quien.
El lunes pasado me desperté enmedio de la oscuridad total de esta habitación y sentí muchas ganas de ir al baño pero no sabía en donde estaba el baño ni de qué se trataba en general la escena, tal vez estaba todavía dormida porque poco a poco me vino a la mente que estaba en París, que me llamaba como me llamo y que el lado opuesto de mi cama estaba vacío y la verdad desde que Claude se fue este hueco es más un alivio que un problema, tal vez a esto se refieren cuando dicen que la edad da sabiduría, cuando veo hacia el pasado y me encuentro con todos esos fracasos sentimentales y yo llorando abrazando la almohada esperando la llamada de algún estúpido borracho que en ese momento yo consideraba el mejor hombre del mundo, no puedo parar de reír, la verdad no haría nada distinto a lo que he hecho, en realidad si me dieran a elegir tal vez cambiaría algunas cosas pero probablemente el.resultado sería absolutamente el mismo, yo que me despierto a las tres de la mañana sin saber en donde estoy y el miedo de la puta demencia senil que me hace atascarme de chocolate o galletas, o las dos, si es que hay.

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