2014

Al parecer el 2014 iba a ser el año de la crisis, por primera vez se sentía solo en serio, además de que no tenía dinero ni para los cigarros, un agua o un buena comida.
 o sea que eso de que más o menos a los cuarenta uno debe tener una vida estable era pura mierda, o él se la había buscado esta mierda, se la había buscado hasta entrar en ella y tenerla como ahora, hasta el cuello.
La cosa era empezar otra vez, como casi siempre, de cero.
El haber dejado atrás la seguridad de su trabajo en el banco y su casa y sus muebles y su ropa dentro de cajas de cartón que a este punto seguramente estarían llenas de humedad y hongo,  por ir detrás de la felicidad, había sido una decisión bastante bien pensada o al menos eso fue lo que creyó cuando se fue.
El trabajo lo tenía harto, quería ser de todo menos empleado de banco, se imaginaba preparando tortas en las esquinas, limpiando vidrios, abriendo la puerta en algún hotel importante, lavando coches, platos, lavando o limpiando para alguien más, en este mundo siempre hay alguien dispuesto a pagar porque uno le lave sus mierdeces.
Sería un poco más fácil si no tuviera tantas fantasías, su cerebrillo le jugaba sucio y a cada rato se imaginaba  realidades paralelas, su mundo feliz y perfecto en el que incluso en el banco estaba bien, disfrutando su trabajo de banquero contando billetes y sonriendo a los clientes mientras les vendía créditos impagables, coches con los intereses más altos del mercado y estafas legales varias, su mundo feliz y perfecto también incluía una ella, su musa inspiradora y por supuesto, perfecta, que siempre le decía que sí y que reía de todas sus frases inspiradoras, que no se tomaba nada a mal pero en el fondo, esta muñequita perfecta era bastante inteligente como para saber que se ganaba más riendo que diciendo lo que se pensaba, en su mundo feliz la gente piensa pero no dice nada, sólo se ríe y mejor si se ríe de los demás.
Pero en esta su realidad, en esa a la que trataba de evitar saltando de un lado a otro, en esa realidad sólo había una mujer, una que era como si fueran todas y ninguna, esa cosa amada y odiada como en todas las historias, cuando estaba con ella le resultaba insoportable pero sin ella no podía vivir, era por ella que había dejado todo y por ella una vez más, estaba dispuesto a escapar.

Ella dormía cuando salió de la casa, como siempre que dormían juntos ella estaba del lado opuesto de la cama, inmersa en su sueño, dulce y sola, sólo cuando dormía era así de dulce y ni de broma hubiera intentado despertarla, nunca pudo tocarla mientras dormían ya que para ella era más importante dormir que abrazarse, el mundo fantástico de él ya no podía con esta cosa, mientras iba saliendo del cuarto se volvió para mirarla una vez más, la última vez.



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