si tuviera el tiempo de sentarme a escribir toda esta historia, tal vez saldría de tantas cosas y telarañas que tengo en la cabeza. 
tal vez tú tienes razón y soy una tipa loca con baja autoestima que además de todo sólo busca una situación mejor de la que le tocó vivir, una mejor situación geográfica, vamos. 
tal vez yo tenga razón y mi motor ha sido encontrar el amor, esa cosa del amor real y verdadero, que en realidad cuando lo pienso me parece tan, y tú señalarías pero TAN irreal y contrario a las leyes naturales, porque ¿quién va a hacer de un otro humano su cómplice? ¿quién puede creer en un ser humano?  ¡por dios, se tuvieron que inventar un dios! Pero la verdad es que yo sé que tantas de mis acciones en los últimos tres años no han tenido gran sentido, me dejé enamorar a distancia por alguien a quien poco conocía, creí como no había creído nunca para finalmente darme cuenta que era mentira. Y así como con el dolor de saber que estaba fuera de casa y sola y tal vez más sola que nunca porque esa ilusión amorosa se había acabado, mi cerebrito me jugó mal, decidió dividirse para no tener más pedos, y entonces (tú lo sabías, eras el único con la perspectiva justa, digamos) y entonces te conocí y no sé a qué se pueda deber que la cosa fue como fue, digamos que no sé de dónde salió esa luz que me hizo sentir tanto amor por ti, sin conocerte, sin saber quién eras y sin que dijeras mucho de ti mismo. Claro, justifico y volvería a no contarte toda mi vida en cinco segundos, ya era mucho haberte dejado entrar a gran parte de mi vida como para contarte todo absolutamente todo, no tenías ningún derecho, insisto, el amor no da derechos, es y ya, bueno,no sé porqué dije insisto.. mi diana romántica y mi diana racional, como cuadro gigante de frida enfrente de mi pantalla mental: 
diana romántica decía: 
- Mira qué tierno, nadie te ha tratado así, te das cuenta? se preocupa por ti, por eso sentías que en este lugar ibas a finalmente enamorarte.
diana racional decía: 
- Tú no perteneces a este lugar, va a acabar como siempre, te irás llorando, pendejísima. 

Luego pasó todo eso de la denuncia, la carta, la cosa fea, y no tenía porqué haberte contado nada, ni tenías porqué abrir mis cuadernos, los cuadernos del otro son sagrados, es más, aprendí que los cajones del otro son sagrados, uno puede encontrar vestigios de vidas pasadas, cosas sagradas de otros, no se deben abrir. 

En fin, que tú decías tantas cosas, yo podía o no malinterpretar, pero se volvió algo que no era bueno, no era bueno de vivir ni de intentar. 
Hasta que entendí que no había modo de hablar. Se me acabaron las palabras, las líneas, todo. 
Y me volví más gris que nunca, ahora sí me lo puedes decir sin problema: me volví una mujer gris, con la autoestima más jodida si quieres, pero sólo fue gris y jodida la diana romántica, esa mala jugada de mi cerebro era sólo una defensa... ¿Sabes qué? un compañero no debería decirte qué hacer ni con quién te puedes o no llevar o cómo llevar tu vida, y si alguien quiere cambiar es muy su pedo, si quieres hacer cambiar a la gente vuélvete sacerdote o maestro o algo así. 
Me prometí tantas veces que no hablaría mal de nadie, pero esto se tiene que salir de mí. 
Sí, cambio de ideas cada cinco minutos, sí, digo no y es sí. Sí, coño, soy un jodido ser humano tercermundista que no sabe lo que quiere, que come porquerías y que tropezará mil veces con la misma piedra, pero se levantará lo mismo...

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