Soñaba con serpientes, no de esas terribles como las de Silvio Rodríguez, estas serpientes eran simpáticas, entraban y salían de huecos en ese cuarto húmedo un poco a la Indiana Jones.
Yo iba contándolas al estilo Conde Contar,, seguían moviéndose en esas paredes, con su movimiento acuático, resbaloso, frío y fascinante a la vez.

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