Joven señor de los ojos de vidrio, tus ojos de vidrio me fastidian, tal vez porque lo que veo es mi propia imagen mientras te hablo, joven señor, mi reflejo en tus ojos de vidrio me molesta, es como si hablara con el espejo, pero con nariz y boca incluídos. Quisiera decirle que  la regla de etiqueta dicta el quitarse los ojos de vidrio cuando se habla con una señorita, pero eso usted no lo entenderá, aun sin ver sus verdaderos ojos entiendo que es uno de esos tantos misóginos que hoy en día van tanto de moda. Yo debo hablar con usted porque es parte de mi trabajo, debo sonreír y escuchar sus sis y sus nos, yo miro sus ojos de vidrio señor porque así me enseñaron, a ver a los ojos, sean de vidrio o no, usted ve otras cosas y miro el reflejo de eso que ve en esos odiosos vidrios cristales negros que seguramente le hacen creer que tiene gran estilo y personalidad, le debo decir que no es así, no hay nada mejor que un par de ojos reales que miran de frente y no ese antifaz idiota del hombre del siglo XXI

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