lluvia de ideas casi con los ojos cerrados.

Ver a un gato atropellado y su cuerpecito tirado en la calle y nadie (ni yo) que se atreva a cubrirlo, a darle sepultura, me daña.
Todo el dìa con nausea, les veo pasar y siento otra vez esa repulsiòn de siempre. Me siento vieja, sé que si tuviera cinco años menos me acercaría con todo el dolor que pudiera sentir y lo llevaría a algún lugar en donde poner flores o recordar que ahí está el cuerpecito de un ser mágico, pero no lo hago, me da por pensar qué mierdas ha cambiado de cinco años para esta fecha. Me he vuelto vieja, es cierto. Y con eso de volverse viejo murió en mí algo que me hacía no pensar en mañana de la forma en que ahora lo pienso.
Algo murió en mí, recalco.
Esa parte que tal vez se llame esperanza, fé.
Luego me dan ganas de hacer un cartel enorme que diga algo como : HIJO DE PUTA EL QUE ATROPELLÓ A ESTE GATO.
Entonces llego a mi casa, cansada del cansancio, harta del hartazgo, aburrida del aburrimiento de días en secuencia, de fines de semana que son mis únicos días buenos, y no por dormir hasta tarde, sino porque puedo hacer lo que quiero y vestirme como quiera y hablar como me da la gana, sobretodo no tener que usar mi disfraz. No se puede saber cuánto se agradece estar con gente con la que no tengas que explicar nada, porque todo entiende, porque es parte de ese mundo que has formado desde que decidiste formar un mundo.
Se agradece.
Y tristemente me resigno, habrá un cielo para tí dulce gato, en donde la gente no tenga coches, en donde la gente no tenga gente y las cosas importantes del cielo sean tirarse de panza dulcemente y ronronear, comer hierba fresca y puedas brincar de nube en nube, de cosa que exista allá a cosa que exista allá y la gente con la que vives no tenga que poner muros ni bardas ni nada porque serás completamente libre, sin ser embestido por monstruos tecnológicos o lo que coño sean. Tiene "suerte"  la especie humana a la que por ahora pertenezco, en mi mundo feliz no existirían coches, ni venenos, ni abogados ni polis. Probablemente en ese mundo no existiría tampoco yo, es verdad. La psico no se podía poner de acuerdo y sus silogismos eran los siguientes:
- El rechazo a la humanidad que tú sientes es porque rechazas lo que tú eres...debes aprender a amarte para amar a los demás. (Misshalloween head says: no hay tanto para amar en mí así como no lo hay en ti, somos bastante mierdosos todos juntos vamos.)
luego algo pasó no recuerdo qué, a lo que ella aseveró:
- Te tienes en tan alta estima, tu amor es tan grande por tí misma, que nadie está a tu nivel desde tu perspectiva, por eso te gusta tanto estar sola, por eso no socializas, deberías ser más empática, no todos pueden ser como tú (Misshalloween head says: ...... brr. brr... estoy perdiendo esta hora de mi vida... brrr br...)

Y entonces yo digo a la psico "no se ha puesto a pensar que realmente no somos la gran cosa? Acepto mi parte de belleza así como acepto mi parte de jodida, me gusta estar con la gente pero no con toda, ya hago mucho con estar junto a personas que comen animales sin decir nada, es un pacto de respeto conmigo misma, ya hago mucho con no criticar sus creencias religiosas, polìticas y filosóficas como para que tenga que usar el poco tiempo que me dejan los trabajos de un mundo explotado e injusto en compartirlo con personas en torno a una mesa en un restaurante donde la comida que nos venderán estará al triple de su costo.
... Y es que sinceramente sí es verdad que me gusta estar sola, y es que sinceramente sí me gustaría salir con gente a la que le gustara andar en bici, correr o caminar, ir a clases de yoga o de algo así, y lo sé, ya he estado con gente que hacía esas cosas y estuvo bien. Ahora han tomado sus caminos y yo el mío, se casan y tienen sus hijos y eso basta para tener siempre un motivo de peso para vivir, mi motivo de peso para vivir es el encontrar un motivo. Nunca fue una guerra esta vida ni una competencia. Sería feliz con mi panadería en la sierra poblana, me cae. Sin embargo no muevo un dedo por ir y poner una panadería en la sierra, fue hasta hace pocos meses que me di cuenta de lo horrendo que son las ciudades, creciendo en una es lo más normal tomar cariño por el ruido, la contaminación, los tumultos, el ritmo veloz y la cosa que sí me gusta, el pasar como anónimo. Eso lo adoro. Ir por la calle y saber que no soy visto. Incluso que pasen junto a tí y te empujen de tanto que te ignoran. Las ciudades son eso. Millones de seres ignorándose unos a otros. Sea por lo que tenga que ser, tambièn hablo sola en internet.


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