vientos

Las luces de la ciudad iluminaban nuestras figuras,
caminàbamos en silencio.
Me hablaste de tu tierra y de la forma en que eras cuando no estabas aquì,
imaginarte allà, haciendo una vida diferente, me ponìa feliz.
Te llevè hasta tu hotel, cuando un viento fuerte nos empujò, me empujò hacia tu cuerpo.
No quisiste tocarme, pero la fuerza del viento hizo que chocàramos, entonces me detuviste y ahì me quedè.
No me movì hasta que el viento pasò.
Entonces a modo de despedida me hablaste de los vientos de tu ciudad, de la forma en que pasabas los dìas nublados encerrado entre tus muros, pintando, mordièndote las uñas, sacudiendo los cuadros y los libros.
Querìa estar allà y ver tu mundo, la puerta de tu casa y las paredes que habìas decorado con tus manos, querìa ver tus uñas de cerca y morderlas yo tambièn.
Pero sòlo te dije:
Nos vemos mañana, iremos a ver la plaza y las piràmides.
Sì.
Pero al otro dìa no volvi.
el viento me llevò a otra parte, a estar del otro lado de la acera, entrando en un hotel a kilòmetros de distancia de casa, siendo yo quien contara de cuànto era diferente cuando no estaba en casa, viendo la sonrisa de alguien màs
esperando un viento que la hiciera acercarse.
Cosa que nunca pasò.

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