funcionaba al revès, habìa que ponerle de cabeza para que los mil colores de sus piernas recorrieran todo el espacio viviente, cuerpo carne hueso red de telaraña que le hacìan sentir bien
simplemente habìa que ponerlo al revès
pero nadie se dio cuenta y le dejaron asì
se volviò viejo y seco con los años, sentadito en su cajòn, esperando, con la boca cocida con esos hilos del desencanto
la ausencia se le volviò costumbre y un buen dìa, ya todo oxidado cuando se habìa olvidado de saber què decir cuando los colores llegaran a su boca y el milagro de la voz lo conquistara, llegò una niña, fràgil, algo triste por el viaje, pero tranquila.
Le vio mirando hacia la pared y algo no le gustò.
"Tù estàs al revès, le dijo, a ver, te ayudo a estar  bien parado sobre el piso"
Era evidente que los niños sabìan bien què hacer con este personaje y asì fue como lo situò sobre el mundo del modo en que debìa ir.




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