La señora Francis

 La señora Francis llegaba a trabajar muy  temprano, se le veía ya entrada  en los labores de limpieza de la escuela cuando uno apenas iba llegando a servirse el café a la sala de maestros. Las maestras estábamos ahí por un rato, sobretodo para evitar ver a los niños antes de tiempo. Francis y sus compañeras, las nanas, se hacían cargo de eso hasta que era la hora oficial de entrada, qué hueva, que los cuiden ellas mientras nos echamos nuestro cafecito. Francis era la nana de mi grupo, yo trataba de no darle tanto trabajo, porque sólo de pensar que tenía que limpiar a todos los niñitos que iban al baño y mientras tanto desayunar o recortar cartulinas, o lavar vidrios o lo que fuera que se le ocurriera a la directora, me hacía estar  mal. 

Francis un día vino a mi casa a hacer limpieza porque yo no estaba, después supe que hacía limpieza en muchas casas y además cuidaba a algunos de los niños, también vendía avon y era mamá de tres niños, una de ellos ya era una adolescente y de pronto vino a sustituir a su mamá porque no estaba muy bien de salud, la niña no nos quiso decir nada, la niña era bonita y las maestras, todas, pensamos que así de bonita se podía hacer un mejor futuro. 

Cuando Francis volvió supimos que era mamá otra vez, así me contó que vivía a hora y media de la escuela y que se levantaba a eso de las 3 para poder llegar a las seis y media, me sentí una mierda, yo me levantaba a las 5 y media y odiaba mi vida, trabajaba en esta escuela de las 8 a las 3 y luego me iba a dormir a mi casa, así de simple, yo estaba por cumplir cuarenta y jamás pensé en ser madre. Pero señora Francis, cómo que tuvo otro bebé ¿Cuántos años tiene? y es que para mí era la señora Francis porque de algún modo la veía mayor, más grande, adulto, responsable. A su lado yo era una chamaca irresponsable y egoísta. Tengo casi cuarenta Miss, ya estoy grande, pensé que era la menopausia...

La señora Francis ya quería dejar a su esposo pero en una de esas quedó embarazada y pues cómo dejarlo, cuatro niños, esposo y mil trabajos. La señora Francis que se levanta a las tres de la mañana y camina en la oscuridad de un país mortal, que se sube a la combi y espera que no les asalten, limpia los traseritos de niños bien y las mesas de las maestras, las maestras se quejan y lloran porque no se pudieron comprar equis cosa en la venta de media noche del palacio. La señora Francis limpia mantelitos y sonríe.

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