¿sabes cómo me siento?

ok, creo que nunca te lo diré, es que de noche las palabras me vienen muy facilmente, pero tú de noche no estás, de hecho tampoco te veo por la mañana y en las tardes cuando trato de hablarte es imposible, siempre hay algo más importante que yo, que nosotros, que lo que somos, siempre es más importante lo que nos circunda, tipo el calentador, las ventanas, la vecina odiosa, tu coche, tus planes, el futbol, la tele trash de las tres... claramente no es tu culpa, muchas veces yo tengo sueño, recuerdo que mi madre me decía que me daba por dormir cuando estaba triste, ya desde niña, si yo estaba triste, dormía. Ahora puedo decir que duermo por necesidad, casi siempre estoy cansada y no tengo mucho tiempo libre para mí, por eso cuando trabajo, de noche y sola, canto mis sonidos regenerantes pero entre uno y otro estas ideas me llegan, que si no estoy convencida de estar haciendo lo necesario por tener una vida feliz, que si no quiero llegar a cocinar otra vez y perder los días en eso, que de plano no me da ninguna satisfacción, ni siquiera culinaria, carajos, a mí comer no me gusta mucho que digamos, es por eso que me gusta lo japonés, porque es rápido de comer y no hay ni que esperar para comerlo porque está frío, a mí me gusta bailar música rara y tomar cerveza, platicar de cosas como pelis o libros o ideas raras tipo los aliens y cosas así, aunque no sean verdaderas, me gusta platicar como si estuviera dentro de una película y no una de esas películas estúpidas en donde las mujeres sólo sirven para enseñar las tetas y reír de los chistes de los hombres, o son horribles y sus esposos están hartos de estar con ellas, de esas películas no, esas películas las odio, son para gente estúpida, tú ya sabes.
total que pienso mil cosas y luego llega la hora de irme a mi casa, cuando voy para allá me doy cuenta que no es mi casa, nunca he tenido una casa real, o la tuve y la dejé ir.
me da por pensar en mis relaciones amorosas del pasado, como cada una fue peor que la anterior, así, sin pedo, (saltando uno que madre de dios, era un mega pendejo) pero de ahí pal rial, de uno al otro, de aquí para allá, son todos (menos uno, que era así como angelical fui yo la perra del puto mal) maricones.
me veo de nuevo en casa de mi madre, yendo a trabajar a la escuelita, llegando a casa de mi madre y a medio limpiar lo limpiable, y a dormir en calzones en la sala, me veo entrenando por la noche, durmiendo en el sillón, así pasé el último año en su casa, no sé cómo espera que le ame tanto como digo amarle.
claro, me gusta victimizarme y porqué mierdas no hacerlo cuando puedo, faltaba más faltaba menos.
recuerdo esos coches en la luz de las lámparas nocturnas, no fueron tantos pero sí fueron importantes, me caga esa idea de haber pasado momentos chidos usando el cuerpo de otro, cuando ninguno de los dos estaba ahí en realidad, he aquí el problema real de la cosa, también me caga que me haya creído princesa y que no estuviera consiente la situación, me parece una pérdida de tiempo pero así las cosas, he vivido en el silencio más absurdo por 5 años, ni tan largos ni nada, pero ya estoy viviendo el primero de los 5 antes de llegar a 50 (si no muero antes) y bueno, y aquí compartiendo el depto con este chaval, en fin.
sabes cómo me siento?
como esa vez que vimos un pastel buenísimo y juntamos dinero de por todas partes, fuimos a la panadería todos juntos a comprarlos, cinco pastelillos para cinco primos, yo pedí uno de chocolate con granilla de colores.
nos sentamos en la mesa de la abuela frente a un vaso gigante de leche, el primero a morderlo fue sergiño, como siempre...
corrió al baño y vomitó
así cada uno hasta que yo, la que era la más chica no les quise creer, o sea, aunque supiera a mierdas el pastel yo haría que fuera bueno, lo deseaba tanto... mi suerte podría ser diferente.
Era como si en lugar de usar harina hubieran usado detergente, los cinco vomitamos y nos enfermamos de decepción.

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