Yo también

Campaña #metoo

Era  el tercer año de universidad y uno de mis mejores amigos estaba por irse de intercambio a equis país. Este mi amigo era muy especial para mí, era uno de esos amigos que te hacen pensar que el género humano es bueno, además era mi brother, carnalito del corazón, digamos.
Un buen de veces se enojó conmigo por mis malas compañías y hasta iba a sacarme de la cantinita de atrás de la escuela, se enojaba si me encontraba echándome unas chelas con mis otros cuates, la verdad yo sabía bien que no era peligroso, estaba orgullosa de tener buen ojo para los cuates.
Sentía tristeza de saber que mi cuate se iba; organizó una lunada en su casa, sus padres trabajaban cuidando una casa de campo de unos ricos chilangos, tenía alberca y ahí se organizaban unas fiestas chidísimas. Creo que éramos pocos, la verdad no recuerdo cuántos fuimos esa vez, mi cuate en algún punto me regaló una botella de tequila "para tí solita" pero yo no tenía ganas de tomar alcohol. Bailamos y vimos la luna con un telescopio que alguien llevó. Creo que me sentía muy cansada, la cosa es que me quedé dormida en una cobija con el cielo como techo, very nice, very nice.
Me desperté al sentir unas manos que me apretaban los pechos y el pito duro de alguien contra mi trasero. Me alzé en chinga y cuando vi quíen era el que se había pasado de huevos no lo pude creer. Me fui de su casa a eso de las cuatro de la mañana, eran los noventas y yo no tenía para el taxi ni celular y en realidad tampoco tenía a quíen llamar. Mis veinte años y yo nos quedamos esperando que pasaran los camiones, encabronados, decepcionados, tristes.

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