Mi recámara

Sabes que ahora tengo una recámara enorme, con una cama tamaño rey y un gran ropero con espejos de pared a pared.
cuando yo era  niña mi mamá decoraba mi recámara, la verdad compartí por muchos años el cuarto con mi hermano, teníamos una cama grande para los dos hasta que un día se hizo pipí y no sé como me mojó todo el pelo de orina. Mis padres en vez de comprarme una cama me fabricaron una con cajas de madera y encima unos cojines, tal vez de ahí me vino la idea de usar para más de una cosa los objetos y de no darles mucho valor. Cuando compraron una casa nueva con tres cuartos entonces tuve mi propia recámara, pasé ahí de la infancia a la adolescencia lo que quiere decir que ahí perdí mi virginidad, mi inocencia y no sólo, en realidad eso es lo de menos, ahí descubrí que me gustaba mucho hacer cosas con las manos, llámalo artesanía, manualidad o como quieras. La cama se volvió un intruso en un mundo donde lo importante era tener espacio para crear, la cama se volvió una colchoneta, lo que ahora los millenial  llaman futón,  de día la retiraba y de noche o cuando se ofreciera, ustedes comprenderán, hacía su mágica aparición dejando a más de uno sorprendido.
Después me fui a vivir sola, huelga decir que familiares y amigos insistían en que debía tener una cama, como lo he ya dicho no estaba de moda y las personas no entienden algo si no hay un medio de información que les diga que está bien un cierto comportamiento. En mi nueva casa todo el espacio era para mí pero la comodidad de no tener una cama me parecía irrenunciable, no hay nada que ame más que los espacios libres de cosas, incluso con lo tanto que me gusta hacer cosas, las cosas me parecen sin importancia.
Y nada, sabes que ahora tengo una cama, una gran cama que ocupa toda una habitación, es enorme esta cama para una mujer tan pequeña como lo soy yo, ah! Y para dos gatos, esta cama enorme es una gran inutilidad ¿sabes

Comentarios

Entradas populares