Mirando por la ventana.

La señora Cienfuegos era una mujer alegre y segura de sí misma, aunque pesaba más de cien kilos y era pequeñita como una especie de enano de Alicia en el país de las maravillas, a todo el barrio le quedó claro desde el primer día en que llegó, en que sería la encargada de llevar las riendas del vecindario. Cienfuegos tenía tres hijas y un hijo, eran uno más guapo que el otro y en general el cuadro familiar era como recién salido de una revista. Mi mamá fue la primera en saludar a los recién llegados, de lejos era raro ver a estas dos mujeres tan diferentes sonriéndose e invitandose recíprocamente a tomar el té; sobretodo porque yo sabía que mi mamá odiaba el té y de paso odiaba también a las mujeres así de perfectas. Cuando entró a la casa y nos contó de la recién llegada entendí porqué le estaba simpática esta Cienfuegos."Pero qué gorda está,¿habéis visto?" de nada le sirve vestirse tan bien y arreglarse así teniendo ese cuerpo tan gordo. Mi mamá estaba contenta porque para ella la Cienfuegos estaba abajo de su nivel, mi mamá era una ama de casa a mitad; lo que quiere decir que la mitad del día no hacia nada, mi casa era una zona de guerra, mis hermanos y yo nos acostumbramos a vivir entre platos sucios, ropa por doquier y juguetes rotos que nadie llevaba a la basura, además mi mamá no se peinaba o arreglaba, decía que eran cosas superfluas, en cambio veía películas en blanco y negro y tenía contento a mi papá preparando su comida favorita. Para el vecindario nosotros éramos los patitos feos, los de la casa hecha un desastre; viendo de lejos a Cienfuegos supe que era del otro tipo y que apenas viniera a nuestra casa a beber el mentado té, no se volverían a saludar ni nada. Al día siguiente mi mamá se despertó antes de que yo me fuera a la escuela y nos preparó un emparedado, yo no lo podía creer, además empezó a limpiar la casa lo cual sólo pasaba cuando venía mi abuela de visita. Cuando volvimos de la escuela ninguno de nosotros podía reconocer el lugar ¡parecía una casa de verdad! Y mi mamá nos sonreía con la boca cubierta por un labial rojo encendido y largas pestañas postizas. ¿qué diablos había pasado? No nos dejó superar el impacto cuando cambió la voz. Vendrán los vecinos de visita y los quiero calladitos y sin hacer desmadre, saludan y se me encierran en su cuarto ¿entendido? El tono de su voz era bien conocido para nosotros, si no hacíamos lo que nos pedía, mi mamá se volvía una bestia, tambor por esto los vecinos se alejaban de ella porque no estaban de acuerdo con su forma de "educarnos".
Yo la habia visto sólo de lejos, cia do entraronestos cuatro casi angeles rubios y perfectos no lo podía creer, ellas adolescentes de cabello rubio y largo vestidas a la moda; él como si fuer un robot, todo derechito y serio, en contraste mis hermanos y yo éramos unos niños sucios y mal vestidos, mis hermanos con los pantalones rotos de quien apenas jugaba en el piso y yo una preadolescente con trenzas mal hechas y ropa vieja de mis primas, no es que fuéramos pobres pero a mi mamá le gustaba reciclar, sobretodo en cuanto a mi vestuario se refiere, yo no tenía ni una ropa nueva o a la.moda o al.Menos de los últimos dos años, mi ropa había sido alguna vez de mi prima, que era unos seis años mayor que yo, para mí nunca había sido un problema pero en ese momento me sentí de mierda, de repente todos esos trece años de vestirme de mierda se juntaron viendo a esas niñas/princesas. No siquiera escuché sus nombres de toda la tristeza que sentía, ni oi que eran nuevos no sólo en la.colonia sino también en la ciudad y la.más joven, que tenía 14 años, iría a la misma escuela que yo y que como no conocía las calles nos iríamos juntas durante algunos meses.

Comentarios

Entradas populares