Intruso

Aprendió a caminar sin hacer ruido, a respirar sin que ser escuchado, a pasar el agua sin que su garganta hiciera ese molesto, ridículo sonido. Nada de lo que tenía alrededor le pertenecía, sin embargo se sentía feliz.

No recordaba porqué estaba aquí pero mientras hablaba con los demás supo que ninguno en realidad lo sabía, le habían asignado ciertas tareas y las cumplía sin chistar, al principio las realizaba incluso añadiendo algo de su carácter, algo de imaginación, pero después le fue claro que eso no era importante, a nadie le importaba si tenía carácter y mucho menos si tenía imaginación. Antes de esto, cuando vivía en un lugar que le pertenecía, se sentía agobiado, además pensaba que las personas no necesitaban tantas estúpidas reglas, que en realidad cada familia era una dictadura y lo mejor era no tener una familia, para así ser libre, el problema es que la libertad lo hacía sentir vacío, como si no fuera útil ni necesario, como un pedazo de más en ese mundo del que era parte. Por eso buscó esta suerte de dependencia, de no tener nada, había leído en alguna parte que sólo cuando no se tiene nada se es libre, así era, ahora no tenía nada, incluso había dejado de hacer esas cosas que le gustaban porque no le servían a ninguno, todo eso en lo que había asentado su vida, ahora no existía,su música y su arte, su filosofía eran cosas tomadas con desprecio, de alguna forma había pasado a la otra parte del espejo, solamente quería tener la certeza de poder volver, si se le antojaba; pero estaba perdiendo el antojo, al parcer los efectos de esta vida de impertenencia era perder las ganas, no querer nada, decir que sí a todo, sonreír sin motivo , el famoso,  liberador y reparador de enfermedades mentales "aquí y ahora". No era tan malo después de todo, tal vez el próximo paso era una lobotomía o algo parecido, que le durmiera para siempre esa parte que de vez en cuando salía en forma de grito, de sueño, porque no dejaba de soñar que era una especie de viento y que pasaba entre los árboles, que se iba con los primeros rayos de sol y regresaba con las primeras luces de la noche, porque los rayos de sol y las luces de la noche no le pertenecían a nadie, todavía.

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