las mismas piedras.w

Los años pasaron sin que yo me diera cuenta, debe ser un problema común a toda la gente que no se cree eso de la adultez. Cuando todavía estaba orgullosa de lo que no había hecho, imaginaba que de casarme tendría una relación con tanto de complicidad y diversión, sexo mágico y harto beso. La primera palabra que escribí es la clave. Un cómplice, una especie de amigo con el ingrediente especial de que te sientes cómodo en pelotas, con quien desarrollar un lenguaje nuevo y le sigues la onda y te sigue la onda. Veía a las parejas por la calle y me cagaba ver a la mayor parte de los hombres viendo a otras mientras su pareja les habla. La confrontación entre sexos, dejar de ser yo individuo particular para ser 'las mujeres'. Imaginaba comer chocolate desnudos en la cama, pláticas hasta el amanecer, despertar abrazados, respeto, como y con la misma decepción con la que esperas los reyes y ese día tus papás no tenían ganas o dinero y te dejan una revista del puesto de periódicos. Había prometido no volver a sentir nada por nadie para no llorar cuando se fuera, a veces me da por culpar al alcohol que consumí en mis primeros 20 años de vida.

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