Nunca fui tu tipo, lo sé, lo supe siempre y sin embargo me escondía para ver cuando pasabas a dar tu paseo en el bosque, fuiste parte del bosque desde que te recuerdo, tal vez ahí nos conocimos pero no recuerdo bien el momento en el que me enamoré de ti.
Soñaba que dormía recargando mi cabeza en tu hombro, que me acariciabas y platicábamos hasta el amanecer.
Después supe que era imposible, que estabas hecho de otra cosa, que eso de no ser tu tipo iba más allá de un gusto, éramos de mundos opuestos y mientras yo esperaba por tí, tú esperabas quién sabe qué cosa que nunca pude descifrar, yo era la que se metía en la foto sin ser llamada y que luego nadie sabe quién es.
Algunos me decían que cerrara la historia,  dejar de escribir y  dejar de buscarte.
Pero yo no hice caso
hasta que un día sin querer sucedió y al despertar no sentí ganas de correr hasta tu casa para verte pasar ni ganas de estirar los brazos para poder tocarte ni nada
no sentía nada
se había acabado
podía ver en el espejo la línea de muerte enmedio de mi pecho.
Tomé mi gomita y borré tu nombre y tus apellidos, tu teléfono y mis pasos hasta tu casa y de ahí seguí borrando hasta que me tropecé con otra historia.
El inicio de las historias me gustaba justamente porque empiezan cuando nadie se lo espera.

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