envejeciendo.

Me despertaba por el ruido que hacían los demás, nos levantábamos y así como nos habíamos dormido nos íbamos a buscar algo para comer, de preferencia barato, sabroso y veloz. Nada de bares y cafecitos, más bien un atole y tamal jarocho o memela con salsa verde y roja o algo así para aliviar la cruda. Ellos bebían cerveza pero nosotras no llegábamos a ese nivel. Después a dar un rol, lo que significaba  ver museos, galerías, cosas de arte y bares, alguien pasaba otra cerveza  o lo que hubiera y se volvía a comenzar. Música, hablar de libros, de teatros y de pintura, de lo que se siente cuando pintas y de lo que te provoca lo que has visto, leído, escuchado, etc.  Uno que otro  muy triste se quería cortar las venas o sólo se cortaba porque le gustaba la sensación pero nos quería asustar, sólo que los demás estábamos demasiado aturdidos como para asustarnos. Un día fuimos a una casa enorme llena de cuartos y de más cuartos y tenía una piscina, llegaron algunos amigos de los amigos de los amigos y tomaban el sol y comían frutas y verduras, eran modelos y no tomaban cerveza para no engordar, se la pasaron entre mota y coca toda la noche mientras yo estaba del lado b porque nosotros no éramos modelos así que sólo escuchábamos lo que decían, cuando ya estaba oscuro me metí a la piscina y allá abajo del agua era perfecto todo negro y sólo mis propios ruidos, era tan perfecto que me quedé ahí hasta que una de las modelos me jaló y me llevó a uno de los cuartos - no es mi cuarto, le dije, pero ella me tiró en la cama y me hizo cariñitos en la espalda mientras cantaba no sé qué cosa y me quedé dormida, mi novio se encabronó conmigo y se fue. Yo me quedé con ella todo el fin de semana a aprender trucos de belleza como comer algodones con jugo y a hacer limpieza interna, así le decía ella.
Otra vez fuimos a conocer a un chavillo que habíamos conocido en internet pero como ya éramos adultos alquilamos un cuarto de hotel, estaba bien gacho y en uno de esos ejes que están siempre llenos de personas y en realidad son como cualquier otra parte de una ciudad encabronadamente grande, pero en ese eje nos quedamos de ver y ahí nos conocimos y ahí alquilamos ese cuarto y dejamos nuestras mochilas vacías antes de irnos de antro.
La señora de la entrada nos vio con mirada sospechosa pero luego mi amiga decía que más bien con mirada de que no debíamos estar ahí porque era un hotel para putas
yo no sé porqué casi todos estos recuerdos son como en gris y yo no soy yo sino esa otra yo que era antes, dicen que cada siete años cambiamos de todo, así como las serpientes cambian su piel, así nosotros nos regeneramos, ósea que soy nueva de paquete desde hace cinco años y todo esto pasó antes, en esa vida de siete años más cinco atrás. ósea que era otra yo con otras células y con otras uñas y otro pelo. Nos despertábamos en lugares diferentes, para hacer cosas como ir a ver conciertos, pinturas, conocer personas y platicar. Dormíamos donde fuera, el dormir no era importante, lo importante era vivir.

Comentarios

Entradas populares