Déjalo entrar, abre un poco la ventana y mira, se ve tan inofensivo.
Era una pequeña creatura azul con manchas blancas, de mirada curiosa, boca entreabierta que da ese aire de necesitar algo mientras con su nariz apunta hacia tí, como si eso que necesitara fueras tú.
Pero yo, eterno indeciso, no iba a confiar tan facilmente. 
De atrás llegó otra vez su voz diciendo que abriera, que no había porqué temer 
"Estarás otra vez solo, lamentándote de porqué todos tienen y tú mientras tanto no tienes nada"
No es eso, no es tener lo que quiero, es que alguien me tenga...
Estiré la mano para ver si se iba, tal vez viendo mi mano extraña se alejaría. Pero siguió ahì parado mirándome, haciendo una especie de ruido casi músical. Cerré la ventana de prisa y entré al baño, no esta vez, no entraría en el juego de a ver qué tal se comportaba el cosa esa que estaba ahí para que luego terminara rompiendo las sábanas, comiéndose todo y dejándome finalmente solo a limpiar el desastre. 
Apagué la luz del cuarto y esperé a que se fuera cubierto con la sábana escuchando todavía su lamento.
Después de un rato me había vuelto loco, dejarlo entrar era lo mejor, dejarlo entrar esta noche y ya mañana veremos, le abriría la puerta y lo empujaría hacia la calle, no era mi deber meter a todo ser viviente que se me apareciera a la puerta con mirada de querer estar conmigo, ya me había acostumbrado a mi ingenua soledad, a no tener que vivir para pensar en dónde estaría, qué estaría haciendo, si había comido o no, además tenía tanto por hacer, tantas cosas que terminar y me quedaba poco tiempo. El cuarto de al lado pensaba de otro modo "queremos dormir y tú quieres que entre, hace años que no escribes y sabes bien que lo necesitas para poder escribir, déjate de pendejadas que no pierdes nada"

Comentarios

Entradas populares