pasado

El pasado no existe, existiò. Sin embargo tiene su lugar en el presente.
Êl me hablaba de su pasado como si hubiera sido ayer, yo miraba las nubes pasar y pensaba en mi propio pasado, mi pasado se habìa borrado, despuès del accidente muchas de las cosas que vivì se habìan olvidado por completo, otras sin embargo, estaban ahì, como si hubiera sido ayer, hace unos minutos, incluso como si continuara a ser la misma cosa, pero ese momento ya se había borrado.
Esa era nuestra incompatibilidad más obvia, las otras cualquiera las hubiera pasado por alto, nunca fui una de esas mujeres que se quejan de la pasta aplastada a la mitad o de a ropa tirada por todo el departamento, era èl a quejarse de mí y de mis continuos desastres en la cocina, claro, olvidaba que estaba cocinando si algo me pasaba por la mente y simplemente lo hacía, estaba por ejemplo un día preparando el arroz, mientras veía los granitos nadar en el agua me dieron unas ganas enormes de nadar, fui corriendo a revisar en los cajones si estaba todavìa ahì mi bañador, estaba ahì, me lo probè para ver si despuès de tantos meses de dormir hasta tarde y comer tres veces al dìa, me quedaba. Me quedò tan bien que preparè mi bolsa con lo necesario para ir a la piscina que estab cerca de la casa, mientras lo hacìa, llegò èl y vio todo el humo que ya salìa de la cocina, no gritò como los hombres de las pelìculas cuando se encabronan de verdad, nada, sòlo se puso muy serio, y me dijo que eso ya le habìa pasado y que no estaba dispuesto a volverlo a vivir. ¿Ya te habìa pasado? No sè ni porquè preguntè, claro, le habìa pasado en una de sus tantas vidas pasadas, y entonces me quedè sentada escuchando durante una hora còmo habìa sido esa vez, mientras platicaba de todo esto, esperàbamos la pizza para comer, claro, en un rato èl se iba de nuevo a trabajar y a mì con tanta historia del pasado se me habìa olvidado eso de ir a nadar.
Él podìa soportar eso y otras cosas màs, mis patadas nocturas y mis ronquidos, mis largos silencios que le estaban bien porque èl siempre los llenaba con sus historias del pasado. Yo hacìa mi voto de silencio para que viera què bonito era no estar hablando todo el tiempo, pero no lo entendiò y yo no se lo quise explicar. Lo que no soportaba era estarme contando por horas una historia de su pasado y que cuando me preguntaba algùn detalle yo no supiera de què estaba hablando, pero asì era, se me habìa olvidado lo que acababa de decirme, mi problema de memoria, es que yo tuve un accidente y las cosas se me olvidan si acaban de pasar, en cambio los recuerdos de hace veinte, quince años, estàn ahì frescos, como si hubiera sido ayer, y yo sè, ese fue el màs grande problema entre los dos, porque lo demàs era soportable, yo le soportaba todo, nunca fui una de esas mujeres que se vuelven locas de celos o por cosas cotidianas como dejar la ropa tirada por todas partes, no, era él el que no soportaba mis desastres, todo se me olvida, si estoy haciendo algo y de pronto se me ocurre otra cosa, pues la hago y lo que estaba haciendo ahì se queda, colgado, como una vez que me dieron muchas ganas de ir a nadar, y fui y busquè mi bañador, pero en ese tiempo me la habìa pasado durmiendo hasta muy tarde y comìa como come la gente normal, yo no estaba acostumbrada a eso de comer, total que me pongo el bañador y sì me quedaba, estaba tan bien que cuando èl llegò todo serio a decirme que habìa dejado el arroz quemàndose en la estufa y me sentò en sus piernas mientras me decìa no sè cuàntas cosas, yo en lo ùnico que podìa pensar era en esa piscina allà afuera y yo nadando como sirena con mi bañador de flores naranjas.

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