Yoloya en su laberinto.

Yoloya despierta ya explicando a la almohada què fue lo que soñò, muy encabronada se levanta y ya va mascullando en contra de algo que seguramente no le gustarà.
Sube a su coche y mienta madres por doquier, mientras tanto habla y habla con la figura ausente que va a su lado.
Cuando llega a su trabajo las palabras se le escurren hasta el cafè y se las bebe y rebebe, los demàs apenas son para ella sombras que se van tragando sus palabras, sus expresiones, uno que otro logra capturar ese momento en que los ojos de yoloya parecen querer escapar, como si la presiòn de tanta letra dentro de esa cabecita los expulsara.
Los morfemas, los gramemas, signos, puntos, comas, sustantivos, adjetivos,  pronombres y adverbios luchan en esa boca por ser los primeros en salir, hartos de existir dentro yoloya, cuando pueden intercambiar alguna idea lo dicen: Si por un momento te callaras, tal vez, saldrìas de esta enredadera.
Pero Yoloya no escucha, no escucha a la señora que le dice buenos dìas, ni al niño que le pide ayuda, no escucha el claxon del tipo que va detràs de ella, no escucha la mùsica en el patio, Yoloya se va comiendo a sì misma y como todos sabemos comerse a sì mismo nunca ha sido buena cosa.
Ese dìa Yoloya iba como siempre, hablando, estaba muy enojada por la falta de comunicaciòn entre las personas, iba diciendo a todos los  que a su paso encontraba que ya le bajaran, que porquè no entendìan eso que ella necesitaba decir "¡Comunicaciòn carajo, comunicaciòn!"
las palabras se empujaban una a otra, alguien gritò al verla: !Vean a la yoloya, vean lo que està pasando!
Su cabeza de estaba volviendo una grafìa, un signo enorme de interrogaciòn...
¿Yoloya? preguntaron aquellos que estuvieron presentes  en el momento de la gran transformaciòn... Yoloya habìa sido tragada por sus propias palabras, que hartas de nacer, crecer, reproducirse y morir todo en 32 segundos, sin receptor alguno que pudiera valorarlas, entenderlas, aceptarlas, digerirlas, extraerlas, rediseñarlas, recrearlas y finalmente tragarlas, decidieron tragarse a esta cosa, que humano no se le podìa decir segùn algunos, para otros era algo natural, una cosa asì no podìa ser otra cosa que eso llamado ser humano.

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