ciclo de vida

Hacer lo que te dicen que hagas, aprender a comer con educaciòn, ir a la escuela, jugar de vez en cuando, ver televisiòn, inventarte un mundo paralelo a ese de los adultos que ves con respeto y de vez en cuando con envidia porque ellos saben lo que se debe hacer, conocen esos secretos que algùn dìa seràn revelados, el dìa que se deja de ser niño, pero no es asì.
De niño se es màs curioso que de adulto, se quiere saber porquè, y esa voz termina por ser callada con interminables pretextos, "no lo vas a entender" "cuando seas grande" "es asì y punto" " no preguntes cosas porque no entiendes de què estamos hablando".
Luego, un buen dìa ya no eres niño, eres una cosa entre niño y adulto, mi piel era perfecta, sin manchas y ni un barrito, sin poros abiertos,  pequeña y regordeta, era una adolescente perfecta, con las mismas preguntas de niña pero con libros cerca, que hicieron la lista de preguntas aùn mayor, pero ya sabiendo que los adultos de algun manera, preferìan no pensar en las respuestas. Enamoradizca del amor, el amor y la muerte son las grandes pasiones adolescentes, fueron mis grandes pasiones adolescentes. Añado: la lectura, el amor y la muerte fueron mis grandes pasiones adolescentes, y por amor entiendo no sòlo eso de tener noviecito (ya que no tuve noviecito de adolescente) el amor a las cosas que hacìa, a mis amigas, a mi familia, a mis perros y a la lluvia que tanto me gustaba ver y sentir,  de leer y leer historias pasè a escribir mis diarios, que hasta ahora continuan en esta forma electrònica rara, compartida a medias con anònimos lectores (si es que existen, sospecho que esto es una especie de grito enmedio del zòcalo) En fin, eso de la adolescencia es asì perfecto como efìmero y ¿què hacer ante lo efìmero?... ya lo dijo el gran poeta.
De a madrazo uno està trabajando en cosas como limpiar tiendas de cocinas integrales nomàs por hacer algo mientras estudia, en hacer pasteles y vender a quien tenga estòmago de comerlos, vender en puestos callejeros velitas y veladoras, pase joven pase... (què chingòn fue esa cosa tambièn, llegar todavìa algo apendejada a vender y comprarse una pasita para tomarla con los cuates, puta madre, fue chingòn chingòn)
Y de ahì, ese intervalo entre crecer y seguir viviendo, de pronto ya tienes casi cuarenta y bendito dios, uno se saltò la etapa del casorio, de los hijos, pero todo tiene su precio. Tampoco hubo esa intimidad de pareja, ni la complicidad ni esas cosas que dicen existen, pero igual son como los reyes y el ratòn de los dientes, claro que hubo mamaseos, lloriqueo, desvelones, agarrones, pendejada varia divertida, si cabròn, bien divertida.
y luego otra vez  las preguntas, las horas vacìas mientras se va a trabajar y se hace lo que se quiere, lo que te alimenta de adentro, como una especie de autocanibalismo.Buscando en el yin y en el yang, en el dalay, en pàginas web, en vuelos ida y vuelta hacia la nada, uno un buen dìa se ve al espejo y la niñita que fuiste te dice: Ahora sì, dime, ¿què era asì de huevos de ser grande?
Y la respuesta es: nada, neto, la onda es ir viviendo, cagàndose de risa, disfrutando hasta de los momentos medio culeiros, nomàs no te vuelvas zen ni budista.



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