29 diciembre

y me quedo sentada en mi banquito que ni mio es, me hubiera gustado tener uno de estos banquitos, la versión del banco en dónde ahora estoy sentada en mi ciudad puebla de los ángeles de charly era unos diez centímetros más pequeño y tenía una bonita serpiente pintada por una servidora, no tenía el cojín y nunca pensé en que tuviera el cojín. Mi mesa de comer era la barra donde se preparaba la comida, limpiaba después de la comida y me hacía una taza kilométrica de café mientras pensaba en esa otra vida que hubiera querido vivir. No sabía bien a bien qué pensar, sólo que me levantaría cuando tuviera ganas de levantarme y que cada uno de mis movimientos dependería de lo que quisiera hacer, ah! qué tonta! cuando se vive lo que se quiere vivir y se es tan ciego como para no darse cuenta que justo aquí y ahora está de frente a ti eso que siempre has querido, parece ser una condición humana de quinta, el mito famoso de Sísifo, querer empujar sin fin la piedrita hacia la cima de una montaña que cada día es más alta y más ríspida.

Entonces abro los ojos y me doy cuenta que estoy viviendo esto que justamente quería, todos mis pasos y mis acciones me trajeron a estar aquí y ahora, sentada, escribiendo así como por caso, escuchando el ruido de la aspiradora, aprendiendo reglas, horarios, términos


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