El jefe.

No se sentia muy bien pero todavia tenia fuerzas para levantarse de la cama y abrir las puertas, nada mas tenia que quitarse el respirador por un momento, para jalar las cortinas , el aire que le llegaba del puerto lo hizo sentirse unos 30 años mas joven, aun asi, 30 años atrás, era ya un viejo, un tipo sin ganas de tanto pero siempre con algo por hacer. Se dejo caer pesado en la cama, la campana del servicio entre los dedos pero antes de de sonarla lo penso por un momento, no sentia ninguna gana de ver a la tipa del servicio, no queria ver a esta tipa, le parecia una trampa, era una trampa en su contra, mejor se iba solo al baño, no estaba tan lejos, ya habia abierto las ventanas sin necesidad de ayuda ¡Que diablos!

Las piernas flacas y sin fuerza le temblaban, trato de caminar agarrandose de la cama y luego de los muros, pero el esfuerzo era tanto que no pudo evitar caer hacia atrás, tendido viendo el techo trato de sostenerse de las sabanas, imposible, los brazos no le respondian, le faltaba ya el aire, estaba ahi indefenso como insecto patas pa' arriba. Esperaba ver la pelicula de su vida en un segundo, su tiempo en la presidencia municipal, los indios masacrados, la toma de los rebeldes, pero nada, solo sentia el miedo, el andarse cuidando las espaldas, cada sonido le parecia sospechoso, el inicio de una balacera dirigida en su contra. Tentando el piso dio con la campanita y no le quedo otra que sonarla, tardo en llegar el servicio, dos hombres grandes lo alzaron de la cama y lo conectaron al respirador.

Le quedan pocas horas al viejo, dijo uno, quien se iba a imaginar el fin del gran dictador, si todos al final somos de lo mismo, billetes mas billetes menos, pedazo de mierda, acaba ya por morir, vejete cabron. El viejo trato de defenderse como en sus años de gloria, pero ya no habia fuerza, ni voz, ni ejercito a su servicio ni dinero que pagara por respeto.