duerme
duerme profundamente, escucho sólo su respiración pausada y tranquila.
Muchas de las cosas que van pasando son la sucesión de momentos que armé en mi mente, el cerebro engaña a veces y parece que gente inexistente y jamás pensada como ser viviente real, se materializa arrastrándote a una dimensión a la que no se pertenece.
Todo porque un día esperaba encontrarme con Santos, mi primer amor que en realidad no fue el primero ni el segundo, sino el tercero o el cuarto, ya ni me acuerdo porque la única cosa seria y real es que tengo corazón de motel y los corazones de motel no guardan olores ni sombras, ni reflejos ni casi nada, casi no existe en ellos ni la sangre para bombear al cuerpo ni el oxígeno ni nada, de corazón nada más tiene el nombre, pues. Un corazón de motel no llega a formar historias, cada persona conocida es como una portada de revista que se ve de reojo en el puesto de periódicos, uno llega a capturar cierta cosa, el color de los ojos, el pelo, la ropa, la boca rojo fresa o blanco nieve para luego sustituirla con la próxima imagen, tal vez eso sea, un coleccionista de imágenes.
En eso estaba yo de encontrar en el directorio telefónico el nombre de Santos cuando llegó este tipo y me dijo que yo le debía cien pesos, yo ni me acordaba de él, así medio sonriendo me dijo que lo olvidaba si aceptaba tomarme un café con él, ni original y mucho menos agradable la onda, le dije, pero bueno, no encuentro nada en este mentado directorio y ya estando ahí en la cafetería pues acepté.
Era el tipo de hombre que sabe de lo que habla o sabe que parece que sabe, puede ser cualquiera de las dos opciones, lo que realmente me maravilló de él es que parecía no importarle que yo parecía acabado de salir de una correccional juvenil, con la ropa vieja y todo despeinado, no dijo nada acerca de mis zapatos casi rotos y no me preguntó en práctica nada personal, sólo me preguntaba qué pensaba acerca de lo que él estaba hablando, y me maravilló porque no hizo ningún esfuerzo en parecer interesado en quién diablos era yo, sin embargo yo sabia que estaba interesado pero no sabia porque...
Muchas de las cosas que van pasando son la sucesión de momentos que armé en mi mente, el cerebro engaña a veces y parece que gente inexistente y jamás pensada como ser viviente real, se materializa arrastrándote a una dimensión a la que no se pertenece.
Todo porque un día esperaba encontrarme con Santos, mi primer amor que en realidad no fue el primero ni el segundo, sino el tercero o el cuarto, ya ni me acuerdo porque la única cosa seria y real es que tengo corazón de motel y los corazones de motel no guardan olores ni sombras, ni reflejos ni casi nada, casi no existe en ellos ni la sangre para bombear al cuerpo ni el oxígeno ni nada, de corazón nada más tiene el nombre, pues. Un corazón de motel no llega a formar historias, cada persona conocida es como una portada de revista que se ve de reojo en el puesto de periódicos, uno llega a capturar cierta cosa, el color de los ojos, el pelo, la ropa, la boca rojo fresa o blanco nieve para luego sustituirla con la próxima imagen, tal vez eso sea, un coleccionista de imágenes.
En eso estaba yo de encontrar en el directorio telefónico el nombre de Santos cuando llegó este tipo y me dijo que yo le debía cien pesos, yo ni me acordaba de él, así medio sonriendo me dijo que lo olvidaba si aceptaba tomarme un café con él, ni original y mucho menos agradable la onda, le dije, pero bueno, no encuentro nada en este mentado directorio y ya estando ahí en la cafetería pues acepté.
Era el tipo de hombre que sabe de lo que habla o sabe que parece que sabe, puede ser cualquiera de las dos opciones, lo que realmente me maravilló de él es que parecía no importarle que yo parecía acabado de salir de una correccional juvenil, con la ropa vieja y todo despeinado, no dijo nada acerca de mis zapatos casi rotos y no me preguntó en práctica nada personal, sólo me preguntaba qué pensaba acerca de lo que él estaba hablando, y me maravilló porque no hizo ningún esfuerzo en parecer interesado en quién diablos era yo, sin embargo yo sabia que estaba interesado pero no sabia porque...
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