hay olores que se quedan en tu memoria y estàn ahì medio dormidos esperando volver para llevarte a ese momento màgico de tu vida, cuando la magia puede ser blanca o negra, verde, azul, morada...
Asì esas noches de jugar contigo a resolver la vida, a descifrar el universo a travès de  notas que hacìamos en nuestras viejas guitarras desafinadas, cantando hasta que salìa el sol, luego tù escapabas, y yo te veìa aunque fingìa dormir.
tal vez fue el tanto verte ir que me acostumbrò a las despedidas.
tal vez fue el tanto esperarte lo que me habituò a la espera
tal vez fue el tanto besarte que me enamorò de los besos.

hay olores sin olor, sin imagen, sin nombre ni piel.
Tu olor es asì.

recuerdo el olor de cuando ìbamos en ese autobus y dijiste que me querìas, que querìas estar conmigo y yo sentì como mi conejo interior se paralizaba, era muy mary para algo asì.

recuerdo el olor de cuando ìbamos en ese autobus y dijiste que tù no podìas sentarte ahì, que te mareabas y entonces yo fui vomitando todo el camino, mientras tù dormìas.
esa es una linda pareja de pares, siempre habìa uno de nosotros vomitando, siempre habìa otro durmiendo.

hay olores sin direcciòn ni remitente.

guardè tus cartas por años, hasta que un dìa recibì cientos màs, con un estilo màs moderno, sabes, me gusta lo moderno,
tù eras muy sesentas,

eras
ese que decìa que mis duraznos en almibar, y me hacìas reìr.
tal vez tenga razòn el azùcar y los dulces, las niñas bipolares y los grandes atistas pintores.
El punto es que cada vez que algo se termina, sueño contigo, eterno desaparecido.

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